Mapa al pedal
¿Cómo habitamos los ciclistas la ciudad?

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Esa fue nuestra pregunta guía para hacer un ejercicio cartográfico exploratorio alrededor de los ciclistas urbanos, aquellos que nos transportamos en bicicleta en la cotidianidad.
Una cartografía se hace para generar un diagnóstico o hacer un análisis de un territorio. Este es un primer ejercicio cartográfico frente a una pregunta inicial. Con el fin de recoger experiencias y sentires frente al uso que le da un grupo de personas a la bicicleta.

Nos basamos en tres preguntas a partir de las cuales proponemos las tres capas que situamos en el mapa de Cali: ¿Cuál es tu ruta habitual? ¿Cuáles son las zonas amigables para las bicicletas y para los ciclistas (dónde despinchar, dónde echar aire, dónde tomar agua, dónde se
anda rico, etc.)? ¿Cuáles son las zonas adversas (zonas de robo, zonas de agresión a las mujeres, zonas de tráfico, zonas dañabicis,
etc.)?
Primera exploración
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Nos citamos dos miércoles seguidos en el Parque de las Banderas, lugar de encuentro y salida de dos importantes ciclopaseos dentro de la ciudad que reivindican la bicicleta en la urbe caleña: reclaman la necesidad de una infraestructura (ciclorutas, señalización, etc.). También de generar conciencia en la ciudadanía sobre la necesidad de un espacio de respeto y convivencia para y con las bicicletas y los ciclistas.

En este ejercicio encontramos que la bicicleta en nuestra ciudad es un medio alternativo frente al excluyente sistema de transporte. Es excluyente porque es costoso siendo la mayoría de los entrevistados precarios y precarias, porque no se adapta a las necesidades de movilidad y porque representa una importante pérdida de tiempo. Tres aspectos en los que la bicicleta es una opción ideal por su eficacia y por la autonomía que representa. Quienes se transportan en bicicleta pueden elegir las rutas por las cuales andar y tienen libre albedrío frente a su cuerpo: pueden parar en el momento que lo necesiten o arrancar cuando lo decidan, regular la velocidad en función del tiempo, del estado físico o del estado de ánimo.

Otro importante motivo que encontramos para el uso de la bici es el ambiental. Las personas eligen no contaminar con combustibles, con ruido o con aparatos. La bici es amigable con el entorno y se activa con nuestra propia energía. Además de permitirnos vivir de cerca la ciudad.
La relación que se establece con la calle y con la ciudad es diferente, de cercanía, de complicidad: con el peatón, con quienes trabajan en los semáforos, con los negocios y establecimientos a lo largo de las vías, con los parques. El cuerpo se dispone diferente, siempre atento, proponiendo constantemente alternativas, esquivando o abordando. El cuerpo es activo y se apropia de la ciudad.

A diferencia de quienes andan en transporte público o en transporte privado. Quien anda en bus o en masivo debe supeditarse a las decisiones de la empresa y del conductor, es un usuario que se deja llevar, pasivo. Quien anda en moto o en automóvil usa un medio que busca que el cuerpo haga la menor cantidad de movimientos e incita ver a cualquier elemento que se interponga en el camino o en su velocidad como obstáculo, como estorbo. En cambio, quien monta en bicicleta, casi que puede ostentar con sonrisas su autonomía y libertad de movimiento en detrimento de quienes van “atrancaos en la calle y los que van apretaos en el Mio”.
Primera exploración
Aún así, al montar bicicleta no se está exento de sentir diversos tipos de agresión que van desde el uso y abuso vehicular (carros particulares, transporte público, motos) que cierra a los ciclistas hasta las violencias verbales contra las mujeres Es importante reconocer que así como son variadas las rutas y los sentires que nacen de esta práctica, también lo son las personas que la usan y sus razones. No es lo mismo transportarse por necesidad para desplazarse al trabajo o estudio a usar la bicicleta como fortalecimiento físico; es diferente el uso cotidiano y permanente a acudir a una ciclovía los domingos o a un
recorrido organizado y convocado en redes sociales.

Quedan por supuesto e intencionalmente abiertas muchas preguntas (¿Cuáles son las rutas entre el oriente y el occidente?, ¿Qué tipo de personas utilizan más este medio?, ¿Cuáles son las principales necesidades de los ciclistas en la infraestructura de movilidad en Cali?, etc., etc.) Compartimos que el mapeo es un proceso abierto y en ese sentido queremos seguir recorriendo y recogiendo las experiencias y sentires.
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Rutas
Zonas amigables
Zonas adversas
Laboratorio de exploración territorial
Segunda exploración
Deriva por las rutas que cotidianamente realizamos

No encontramos un sábado decembrino con aires de feria, eran las 9 de la mañana y nos dispusimos a realizar un recorrido por los espacios y rutas que como equipo realizamos continuamente.

El punto de encuentro fue entre el cruce de la calle 5ta y la 13 más conocida cómo Pasoancho, ahí donde comienza la Universidad del Valle.

Unxs veníamos de la Buitrera, otrxs del sur occidente y otrxs del centro de la ciudad, fue allí donde confluimos, y cómo si fuera una prueba a nuestro impulso bicicetero, comenzamos el día con una pinchada doble, la cual luego de un buen rato fue resuelta gracias a nuestro kit de rescate y algunas manos dispuestas.

El equipo fue dividido en dos para abordar mayor espacio de la ciudad. El primer recorrido tomó la calle 5ta hacia el centro, y osciló entre la 5ta, la 9na y la autopista, y el segundo tomó por la Pasoancho y occiló entre la autopista hasta la calle 14. La intensión era recorrer las avenidas principales y en especial entrar en los barrios.

La metodología consistió en retomar las preguntas de la primera exploración (zonas de beneficio y zonas adversas) y hacerlas esta vez a la ciudad, al recorrido mismo, a nosotrxs como habitantes de las calles en bicicleta, de esta manera fuimos ubicando huecos, ciclorutas, zonas de hidratación, bicicleterías, despinchaderos, zonas de robo, de trafico, etc.

El punto de encuentro que nos trazamos como punto final de dicho recorrido fue en las canchas panamericanas ubicadas sobre la calle 9na con cra 39, lugar donde nos reunimos ambos grupos con un sol incansable del medio día, allí acompañadxs de un cholado de frutas para saciar nuestra sed, dimos termino a la primera deriva de este ejercicio.

Notas de interés.
La mayoría de bicicleterías no quisieron darnos entrevista, los señores mecanicos o eran muy groseros o se intimidaban ante las preguntas o simplemente no quisieron atendernos del todo bien.

Las ciclorutas son como un chiste mal contado, no tienen señalización, es usada por peatones, perros y motociclistas; se acaban y comienzan abruptamente en diversos puntos, lo que no permite un recorrido continuo y además sólo son unas cuantas cuadras tanto por la calle 5ta cómo por la 13.

Las bombas de gasolina son lugares que brindan al ciclista agua y aire gratis.

Una despinchada cuesta entre mil y tres mil pesos, dependiendo del lugar y de cierta manera de la cara del pobre pinchado; los mantenimientos oscilan entre 15 mil y 45 mil (la garrafal diferencia de precios radica en la estratificación en que se encuentra dicho taller)

El resultado de esta exploración se muestra en el siguiente mapa:



Segunda exploración
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